Innovación

¿Cómo reducimos el costo del uso de efectivo en la economía?

Federico Martínez, Country Manager, Mastercard Colombia

No es un secreto que el uso del efectivo trae costos bastante altos para las economías. De hecho, puede generar una reducción de la base gravable, deteriorar la cantidad y la calidad de bienes públicos y ocasionar distorsiones en la competencia del mercado. Según el estudio de EY “Reduciendo la economía en las sombras a través de pagos electrónicos”, las actividades económicas no reportadas, que generalmente tienen un vínculo con el uso de efectivo, tienen un impacto del 2,99% en el PIB colombiano. Esto significa que el Gobierno podría aumentar sus ingresos anuales en cerca de 25,2 billones de pesos.

En este contexto, los modelos digitales ofrecen oportunidades inigualables para intentar combatir la informalidad y aumentar el uso de medios de pago electrónicos. En Colombia el uso de estos medios es particularmente relevante, ya que se calcula que el 92% de los jóvenes aún utiliza el efectivo en compras del día a día. Esta problemática se repite en todos los países de Latinoamérica, donde Chile con un 67% tiene la cifra más baja.

Otra cifra muy relevante que denota el uso excesivo del efectivo es que sólo el 8,4% de los colombianos mayores de 15 años había hecho una compra online en el último año, según EY, mientras que el promedio de los países OCDE es de 52%, lo cual también puede tener un impacto directo sobre el recaudo.

Por eso desde Mastercard se han propuesto cuatro soluciones principales para disminuir el efecto que tienen las actividades económicas no reportadas sobre la economía:

La primera es la de incentivos tributarios para los consumidores y comercios que utilicen medios de pago electrónicos. Corea del Sur y Uruguay son un ejemplo de estas medidas, en donde hay descuentos en la declaración de renta por usar estos medios de pago. En el primer caso, a través de este tipo de medidas, las transacciones con tarjetas de crédito aumentaron del 4,9% del PIB en 1999 al 34,3% en 2002.

Cabe destacar que esos incentivos para los consumidores y comercios pueden introducirse mediante diversos mecanismos, muchos de los cuales permiten al gobierno reducir los costos en los que incurre por papeleos excesivos.

La segunda es la obligatoriedad de operar terminales POS (datafonos). ¿Por qué esto sería relevante? Porque de acuerdo con la empresa británica de sistemas de pago, Vocalink, se estima que el 48% de los jóvenes entre 18 y 35 años en Colombia prefiere el uso del efectivo porque no hay suficientes tiendas que acepten pagos móviles. El país ha avanzado en este aspecto, por lo cual la proliferación de los códigos QR en los comercios se ha hecho más evidente. Por ejemplo, el Gobierno podría plantearse la posibilidad de financiar en principio las terminales POS para los comercios, lo cual incentivaría el uso de pagos electrónicos y se traduciría en más ingresos para la Nación debido al aumento en la formalidad de las transacciones y la vinculación de nuevos contribuyentes.

La tercera es la obligatoriedad de pagar los salarios por medios electrónicos. Este mecanismo es intuitivo, ya que, si a alguien le pagan el salario en efectivo, lo más probable es que gaste ese dinero en la misma modalidad. Por el contrario, si se le consigna en una cuenta bancaria, obligatoriamente debería ir a un cajero electrónico para obtener efectivo, desincentivando su uso.

Finalmente, se podría establecer un umbral para los pagos en efectivo. Si se generan topes máximos de uso de efectivo en grandes compras como los bienes raíces o si se aumentan los costos vía impuestos a los grandes pagos en efectivo, el crecimiento de los pagos electrónicos podría verse estimulado. Esto disminuiría el uso de efectivo en las actividades económicas no reportadas y permitiría mayor control por parte del Estado. Este tipo de medidas se han tomado en Italia, Grecia, Portugal, Rumania y República Checa, entre otros. Sin embargo, el umbral es demasiado alto (17.600 euros, en algunos casos), por lo cual el impacto en los medios de pago electrónicos ha sido marginal.

Además del impacto ya mencionado sobre el PIB, el efectivo también es costoso para el Gobierno porque tiene que imprimir los billetes o monedas, transportarlos, distribuirlos y combatir la falsificación. Por su parte, los bancos deben pagar los costos de operación de cajeros automáticos, oficinas, traslado del dinero y seguridad del mismo. Estamos ante un momento único para reducir el uso del efectivo y seguir promoviendo la inclusión financiera, lo cual tendría consecuencias directas en el crecimiento económico del país.

Roberto Vila

Product, Brand & Experience Communications, Latin America & the Caribbean
Roberto.Vila@mastercard.com
+1 (305) 536-9497