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El Comercio Electrónico y los servicios en línea como alternativa para una sociedad en proceso de digitalización

Por Felipe Rincón, Vicepresidente de políticas públicas de Mastercard para América Latina y el Caribe

La sociedad en la que vivimos se caracteriza por estar atravesando un marcado proceso de digitalización. Si bien no estamos al nivel de Estados Unidos o Francia en este momento, el Perú ha tenido avances sustanciales en estos últimos años.

Desde ejemplos sencillos como pedir un servicio de taxi, hasta transferencias bancarias urgentes, hemos realizado una migración sutil en las últimas décadas: ya no somos ciudadanos de una sola nacionalidad; ahora somos ciudadanos del mundo y éste es un mercado de posibilidades para todos. En circunstancias normales, un producto de exclusiva manufactura europea puede ser seleccionado y adquirido por una persona en el Perú con tan solo agregarlo al carrito de su app de compra favorita. Las últimas producciones cinematográficas de Estados Unidos, o un clásico de los años 60, pueden ser vistas vía streaming a través de múltiples alternativas online con formatos similares de los grandes estudios de TV y cine del mundo.

Sin embargo, la fase de adaptación todavía persiste en el Perú de hoy. Según el estudio “Análisis sobre el comercio electrónico de Latinoamérica y el Caribe” del 2019 realizado por Mastercard, y dirigido a hombres y mujeres entre 18 y 50 años, se descubrió que Perú y Chile son los países de la región con menor frecuencia de compras digitales. De los peruanos encuestados el 94% aseguró tener un smartphone; el 83% un laptop o computadora desktop; y el 34% una Tablet. Sin embargo, tan solo el 50% de ellos utilizaba su dispositivo electrónico de preferencia para realizar compras virtuales.

De acuerdo con el mismo estudio, aún existen barreras notorias en la sociedad peruana frente a las compras en línea que explican el por qué de este bajo porcentaje. Así, las más relevantes para los consumidores peruanos son: no poder ver el producto en persona (31%), la desconfianza en general (29%), el miedo al robo de información de la tarjeta (15%), los altos costos de envío (15%), y el miedo a que el pedido no llegue nunca (13%).

Por otro lado, es también cierto que existen personas inescrupulosas que ofrecen productos de manera engañosa, los cuales no son lo que dicen ser. Ese fenómeno es sin duda otra de las barreras para el crecimiento del comercio electrónico en el Perú. Se observó que la principal motivación para un consumidor peruano para revisar los canales de venta virtuales de un comercio suelen ser los eventos masivos de descuentos que no en algunas ocasiones generan desconfianza en cuanto a la información o características de los productos. Esto, sumado a una generalmente mala experiencia postventa, termina por repeler al potencial nuevo usuario.

En base a estos datos, se puede concluir que el Perú aún no ha desarrollado un sistema de comercio digital, o e-commerce, que satisfaga las necesidades de seguridad y transparencia que buscan los consumidores en el mercado en línea de manera efectiva. Sin embargo, de acuerdo con un estudio de GFK, para fines del primer semestre del 2019, el Perú se posiciona como el país con la tasa de crecimiento más alta de Latinoamérica en comercio electrónico, logrando un aumento del 44.2% en la facturación de ventas online.

Según un estudio de Americas Market Intelligence (AMI), para el 2021 se espera un crecimiento del 35% en el sector de comercio electrónico en la región latinoamericana. Este dato demuestra que el e-commerce tendrá un incremento significativo en el alcance en nuestros países. La coordinación y acción conjunta de los diferentes participantes, como comercios, entidades de tecnología y plataformas digitales tiene la oportunidad de potenciar esta tendencia.

Estamos hoy, más que nunca, en un escenario que plantea la urgencia de establecer alternativas de pago diferentes al efectivo. La tecnología ha incrementado nuestra conectividad, permitiendo el surgimiento del comercio digital, que ahora crece al doble de velocidad de las transacciones físicas. Ante ello, está en manos de las empresas el poder modernizar sus procesos para promover prácticas seguras de pagos virtuales aprovechando e incorporando las ventajas de la tecnología de pagos electrónicos. Las entidades financieras ya están usando algunos ejemplos como la tokenización, o las billeteras digitales y otros medios online para realizar transacciones sin necesidad de tener que asistir a un comercio o punto de compra físicamente.

Esta nueva era precisa que los sectores público y privado promuevan la digitalización de sus procesos y funciones; algo que ahorra costos y genera mayor eficiencia. Es cada vez más común ver a los ciudadanos buscando una opción digital para conseguir formas de entretenimiento, maneras para ejercitarse, recetas culinarias, consejos de vida y, sobre todo, en estos días, alternativas que faciliten el trabajo desde el hogar. Por ello, es imperativo que los sectores pertinentes se alineen a la velocidad a la que el desarrollo tecnológico de la época exige. No solo para brindar mayor valor a la sociedad y competitividad a la economía, sino también para generar soluciones en contextos como el actual.

De esta forma, el Perú podría asegurar un crecimiento sostenido a nivel tecnológico, que vaya a la par con lo demandado y necesitado por sus ciudadanos. Promoviendo el desarrollo digital, respondiendo a distintas coyunturas actuales, y asegurando el acceso simple a un mundo online para las generaciones futuras.

Roberto Vila

Product, Brand & Experience Communications, Latin America & the Caribbean
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